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  • Foto del escritorNuria Val

Mediocridad: la amenaza invisible de nuestro tiempo



La falta de transparencia en las políticas públicas y en la toma de decisiones diaria de nuestros representantes provoca la desafección y la escasa credibilidad por parte de la ciudadanía hacia nuestras instituciones. La ausencia o mala comunicación y los mensajes incendiarios añaden a este caldo de cultivo la imposibilidad de cualquier avance. Si a todo ello le añades que el marketing ideológico ha superado al pensamiento político tendrás la gran amenaza invisible de nuestro tiempo: la mediocridad.

 

Miguel de Cervantes en Viaje del Parnaso se recrea en contar la batalla contra los malos escritores. En esta obra publicada en 1614 ya apunta la necesidad de luchar contra la mediocridad para que haya progreso. Parece como si lo mediocre se hubiera convertido en referente de todo nuestro sistema, acomodándonos ante lo inaceptable y haciéndonos ver como necesario lo repugnante. Y es en este punto donde tenemos que parar y armar una cruzada intelectual contra la mediocridad.

 

Antes de ser investido presidente Pedro Sánchez, el equipo negociador del PSOE mantuvo una reunión con Junts en un hotel del madrileño barrio de Argüelles. En ese encuentro y por siete votos, los independentistas exigieron la figura de un “mediador internacional”, entre otras muchas prebendas. “Era línea roja de Puigdemont y así se lo comunicamos al PSOE”, me explicaron fuentes de la formación. Las mismas fuentes señalan que, en ese momento, los de Sánchez “pusieron el grito en el cielo” y el final de la historia ya lo conocemos.

 

Para presentar la figura de Francisco Galindo Vélez, un abogado que ya medió entre el gobierno colombiano y las FARC, CONFLICTOS ARMADOS. El PSOE recurrió a un “mecanismo de acompañamiento, verificación y seguimiento” para resolver el “conflicto histórico” de Cataluña en Suiza. Un acuerdo que eleva a Cataluña a la categoría de país, a la par que España, y en Suiza, donde los prófugos independentistas son considerados “refugiados políticos”.

 

Nada se ha vuelto a saber del “mecanismo de acompañamiento” -alías Francisco Galindo-, ni de las actas de las reuniones que deciden nuestro futuro como país. Sólo que “es un señor muy amable” y “nos entendemos muy bien”, señalan desde Junts. Ni una respuesta ni aclaración por parte del Gobierno. Estos días y añadiendo más recochineo al drama, la expresidenta del Parlament y miembro de Junts, Laura Borràs, matizó que las reuniones “no son opacas, son secretas”. Viva la transparencia.

 

Se sabe que hubo una última reunión filtrada el pasado fin de semana en Zúrich y que, gracias a esto, el PSOE no tuvo más remedio que emitir un comunicado corroborando el encuentro. “Las negociaciones van viento en popa”, me cuentan esta semana los de Junts con una amplia sonrisa. He deducido que debió salir bien el fin de semana en Suiza a costa del erario público.

 

No dicen lo mismo en el PSOE. A ver con qué cara ‘venden’ ahora que les acabamos de perdonar todos los delitos y, además, los 9,5 millones que reclama el Tribunal de Cuentas por la organización del referéndum ilegal y la promoción exterior del procès. Moraleja: mereció la pena y lo volveremos a hacer. Insistió Puigdemont este jueves en la presentación de su candidatura a las elecciones catalanas. ‘La pela es la pela’ y España paga.


La mediocridad rebosa por las ventanas de Moncloa y la sede de Ferraz y nadie quiere quedarse a tocar en esta triste historia cuando el barco naufrague. Así, algunos cargos admiten ahora en privado que “la gran cagada” -viva el vocabulario mediocre- ha sido entregarles la amnistía sin que hubieran cumplido su promesa de sacar adelante los Presupuestos Generales para 2024. Mientras que desde Junts admiten que ya están hablando de referéndum. “Unas pinceladas” previo parón electoral, confirman.

 

Cuando las políticas se desligan de la coherencia dejan de ser creíbles. Un gran líder es aquel que actúa con coherencia y contundencia. Actuar con contundencia supone aplicar los criterios de claridad, determinación y resolución a la toma de decisiones políticas. Todo lo contrario al “porque yo lo digo” que, según parece, nos quieren acostumbrar con determinadas políticas actuales.

 

Ningún líder se salva a sí mismo por siete votos y hunde el país. La sociedad individualista, el ‘yoísmo’ ante todo y ya vendrá otro que lo arregle. La crisis de valores de nuestro tiempo atenaza la posibilidad de cualquier avance. Todo ello acompañado del conformismo inasumible de nuestra sociedad, donde imperan el silencio, los gritos y la penalización a los sobresalientes. No hay término medio.

 

La incompetencia dedicada plenamente al liderazgo para difundir miedo. Un sentimiento básico conectado con la necesidad de supervivencia porque, recuerden, quien se mueve, no sale en la foto. Se puede votar por miedo o contra el miedo y a los ciudadanos no nos queda otra que ejercer nuestro derecho al voto con conciencia en todos los procesos electorales que acontecen pronto. La innovación y el miedo se repelen. España necesita volver a la excelencia, propia de lideres con capacidad para discernir que la lucha o es común o no será, como decía Camus en La Peste.

 

A esto se añade que la corrupción nos transporta a un nuevo escenario emocional, donde la eficacia sin fisuras marcará la pauta de un nuevo estilo de gestión pública. Algo está cambiando. Como ciudadanos hay que dejar el conformismo atrás. La incompetencia está totalmente desligada del liderazgo. “Siempre hacen más ruido las latas vacías que las llenas. Lo mismo ocurre con los cerebros”, dijo Truman Capote. Ayúdenme en esta cruzada contra la mediocridad.

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