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Poner en valor el CNI

  • Foto del escritor: Nuria Val
    Nuria Val
  • 11 oct
  • 4 Min. de lectura

‘El Centro’ es la nueva serie de Movistar Plus, producida por Pablo Isla a través de Fonte Films, la compañía audiovisual que montó tras su salida de Inditex, y que se adentra en el desconocido universo del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) creando una imagen lo más fidedigna posible a cómo trabajan los espías.


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Según he podido saber, personal de La Casa o El Centro, como se le denomina al CNI, ha asesorado al equipo creativo poniéndose a disposición para que la serie reflejara el trabajo diario que realizan sus profesionales y cuya labor es muy desconocida para la sociedad.


Como ejemplo de ello, en un momento dado, a los agentes les surge la necesidad de intervenir las comunicaciones y dos agentes señalan: “Acudamos al magistrado”. En lugar, de “pinchémosle el teléfono”, como bien podríamos escuchar en Mortadelo y Filemón u otras ficciones.

Con ello, me refiero a que, hasta el momento, con las excepciones que más adelante mencionaré, teníamos una imagen sesgada o poco congruente de nuestros servicios de inteligencia.


Y la verdad es que hacía falta la construcción de la imagen española con cierta sordidez que, por otro lado, es la que aporta la verosimilitud y el valor más allá de la mera propaganda. Así, podréis ver que la serie arranca con un asesinato y destapa una operación internacional de los servicios rusos, mientras los agentes del CNI tratan de desmantelarla y descubrir a un traidor entre sus filas.


Los ambientes, los despachos, las salas de reuniones que se reflejan en la serie reproducen de manera fidedigna el ambiente real en el Centro. Los personajes humanizados también reproducen fielmente el sacrificio personal sin reconocimiento de unos agentes en aras de un beneficio mayor como es la seguridad nacional.


Como curiosidad, el pasado 29 de julio, el CNI lanzó su nueva web para potenciar su imagen y la colaboración ciudadana. Con una nueva imagen corporativa, el Centro presenta en un lugar visible sus tres principios: servicio, verdad y futuro. Asimismo, enlaza en la misma web a dos organismos dependientes, para darles visibilidad, como son la Oficina Nacional de Seguridad y el Centro Criptológico Nacional.


LA TRILOGÍA DE PABLO ZARRABEITIA


Hasta el momento de producirse esta serie, sólo me había detenido en el trabajo de Pablo Zarrabeitia para intentar entender desde fuera, como ciudadana, la labor del CNI. Zarrabeitia, pseudónimo de un agente del CNI, describe como nadie en su trilogía el ambiente interno del Centro.


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‘El alma de los espías’; ‘Los hombres de la niebla’ y ‘El Dios de los espías’ son tres novelas, una de ellas prologada por Elena Sánchez Blanco, entonces secretaria general del CNI, que tras su llegada al Centro había decidido “buscar iniciativas que nos ayudasen a proyectar una imagen auténtica del Centro y sus miembros, gente normal que hace cosas extraordinarias”, relata.


Los libros aportan un bofetón de realidad cuando recuerdan el asesinato de los siete agentes del CNI en Irak o los atentados del 11M. Pero, sin duda, igual que la serie de ‘EL Centro’ también se detiene en uno de los mayores problemas como es la existencia de un 'topo' dentro de los servicios secretos españoles. En este caso, de origen ruso, tanto en la serie, como en uno de los libros de Zarrabeitia. Uno de los trabajos más difíciles de los servicios secretos.


ILEGALES RUSOS


Aprovechando este hilo también me gustaría mencionar la serie 'The Americans', la podéis ver ahora en Disney. Trata sobre el fenómeno de 'los ilegales' que tanto preocupa en la actualidad a todos los Gobiernos, también al de España, porque es un fenómeno que se remonta a la Guerra Fría y, sin embargo, permanece bien activo en nuestros días.


En el caso de la serie The Americans, trata de un hombre y una mujer de origen ruso que se hacen pasar por el típico matrimonio estadounidense de clase media, con hijos y casa bonita en un barrio residencial para pasar a los servicios de inteligencia rusos todo aquello que se les pida relacionado sobre defensa y seguridad nacional.


En definitiva, dos agentes soviéticos que cambian toda su vida para aparentar ser una familia americana normal y no ser descubiertos a la hora de traficar con información sensible del Gobierno americano. El creador de la serie asegura que se vio influido por varias detenciones de agentes encubiertos soviéticos, o “ilegales”, que tuvieron lugar en 2010.


Nosotros tenemos un ejemplo más reciente bajo el pseudónimo de Pablo González, con pasaporte ruso y español. Se trata de un periodista que trabajó para La Sexta cubriendo la guerra de Ucrania y fue identificado por Polonia como Pavel Rubtsov, agente del GRU, un espía del Kremlin. Tras pasar dos años y cinco meses de prisión fue demandado por Moscú en un canje junto a 26 prisioneros. Su imagen más famosa es saliendo del avión en Rusia y saludando a Vladimir Putin, que esperaba al pie de la escalerilla.


Otro ejemplo más reciente aún es el de un matrimonio que se hizo pasar por argentino y cuyos hijos desconocían que eran rusos antes de ser canjeados. Todo ello muestra la importancia que Putin da a la figura de los agentes con cobertura profunda en la actualidad y su plan para infiltrarse en Occidente. Un asunto que verdaderamente preocupa en los servicios de inteligencia europeos y que nos está dando a entender que la Guerra Fría no acabó para Putin, sino que se transformó y que la figura de los ilegales sigue siendo la más peligrosa y silenciosa.

 
 
 

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